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Invirtiendo en una Centroamérica segura y estable

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En una columna de opinión que fue publicada en los periódicos The Hill y Univision.com, el Vicepresidente describe el compromiso de la Administración para la prosperidad y seguridad en Centroamérica.

En una columna de opinión que fue publicada en los periódicos The Hill y Univision.com, el Vicepresidente describe el compromiso de la Administración para la prosperidad y seguridad en Centroamérica. La columna de opinión se puede leer AQUÍ (The Hill) y AQUÍ (Univision.com).

A principios de este mes, pasé dos días en Guatemala reuniéndome con líderes de Centroamérica sobre nuestros esfuerzos mutuos para ocuparnos de los desafíos más importantes y urgentes que enfrenta las Américas: traer estabilidad a esta región empobrecida y violenta.  

El presidente y yo estamos determinados a ocuparnos de las condiciones en El Salvador, Guatemala y Honduras y ayudar a estos países en su camino a la prosperidad económica. Con esa finalidad he solicitado $1,000 millones en el presupuesto del año que viene para ayudar a que los líderes de Centroamérica hagan las reformas difíciles y las inversiones necesarias para poner a la región en un camino más estable y sostenible.  

Pero, estamos igual de determinados a asegurarnos que estos países hagan sus propios compromisos de abandonar el "aquí no pasó nada" y embarcarse en un trabajo serio nuevo para entregar una oportunidad y seguridad a su gente que hace mucho que está sufriendo.

Como les dije a estos líderes en junio, y como lo he reiterado a comienzos de este mes, mientras que estén en camino a un cambio significativo y duradero, los Estados Unidos estarán allí junto a ustedes. 

Lo que hemos visto desde entonces no ha sido el "aquí no pasó nada" en Centroamérica. Con nuestro apoyo, los líderes de la región se han comprometido a un plan conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo llamado la Alianza para la Prosperidad.

Incluye reformas a los sistemas policiales, la expansión de los centros comunitarios para crear condiciones que sabemos que evitan la migración, medidas para reducir la pobreza, pasos para atraer inversiones del extranjero y la continuación de esfuerzos exitosos para atacar redes de contrabandistas.  

Estos son desafíos que la región ha enfrentado durante largo tiempo, pero que no tenía la voluntad política necesaria para ocuparse de ellos. Aún antes de mi reciente visita, El Salvador, Guatemala y Honduras habían tomado rápidos pasos por comenzar a implementar la Alianza para la Prosperidad. Honduras firmó un acuerdo con una organización internacional no gubernamental para aumentar la transparencia del gobierno. Guatemala ha agregado más oficiales policiales y ha reasignado a otros a áreas más necesitadas, ayudando a reducir en un tercio la tasa de homicidios de Guatemala. El Salvador aprobó una ley que proporciona nuevas medidas de protección para los inversores.

Y durante mi visita, los líderes de la región firmaron los plazos, puntos de referencia y un primer conjunto de compromisos mensurables. Por ejemplo, se comprometieron a:

  • Crear mecanismos de auditoria gubernamentales independientes para finales de 2015 para asegurar que los dólares de los impuestos de sus ciudadanos, y la ayuda de los EE.UU., se usen de la manera más eficaz posible.
     
  • Actualizar regulaciones para promover un mercado eléctrico regional y completar la construcción de una gasoducto desde México a Centroamérica, haciendo que la energía sea más asequible para los consumidores;
     
  • Capacitar a oficiales policiales y ampliar centros en vecindarios con mucha delincuencia para los jóvenes en riesgo; y
     
  • Desarrollar programas para ocuparse de la violencia doméstica y promover el empoderamiento doméstico de la mujer para 2016, y enviar expertos para que ayuden. 

Queda mucho trabajo por hacer.  Hemos pedido $1,000 millones para Centroamérica en 2016 debido a que Centroamérica no puede hacerlo sola. Sin la presencia de los Estados Unidos, estas reformas flaquearán. Pero la combinación de la voluntad política de Centroamérica y el apoyo internacional pueden causar transformaciones, especialmente debido a que los tres gobiernos se han comprometido a igualar o exceder la ayuda internacional a sus países. Pretendemos enfocar nuestra asistencia en tres áreas. 

  • Primero, las mejoras en la seguridad son esenciales. El Salvador, Guatemala y Honduras tienen tres de las cinco tasas de asesinatos por cápita más altas del mundo. Peor algunas comunidades en Guatemala y El Salvador ya están experimentando una reducción en la violencia debida a programas bien probados de vigilancia policial comunitaria patrocinada por los EE.UU., especializada en capacitación, y centros para jóvenes similares a los clubes de niños y niñas (Boys and Girls Clubs).  Queremos ayudar a sus gobiernos a ampliar estos programas para ayudar a estabilizar barrios y erradicar redes delictivas transnacionales que amenazan a las comunidades de Centroamérica y las nuestras propias. 
     
  • Segundo, en el siglo 21, la buena gobernabilidad es esencial para atraer trabajos e inversiones. La percepción general es que el sistema judicial, la contratación estatal y la recaudación de impuestos no son transparentes ni justos. Los países de Centroamérica tienen algunas de las tasas de impuestos menos eficaces del continente americano. Los países de Centroamérica deben hacer un mejor trabajo en la recolección y en la administración de los ingresos para invertir en sus propios futuros. Nosotros ayudaremos con esos trabajos. 
     
  • Tercero, estamos listos para ofrecer experiencia técnica experta para ayudar a países de Centroamérica a atraer inversiones privadas marcadamente mayores. Lo que se necesita no es un secreto: normas y regulaciones claras y racionalizadas, protecciones para inversores, contención de la corrupción, un sistema judicial que arbitre disputas de manera justa, y protecciones para la propiedad intelectual. 

Mientras que solicitamos $1,000 millones del Congreso de los Estados Unidos para empoderar a los líderes de Centroamérica para que se ocupen de cada uno de estos desafíos, nuestro propio gobierno se debe mover rápidamente para mostrar resultados y también considerarnos responsables. Esto quiere decir evaluar vigorosamente nuestros programas para edificar sobre lo que funciona y eliminar lo que no entrega el impacto que necesitamos. El proceso ya está en marcha, y esperamos trabajar de cerca con el Congreso para crear el paquete de ayuda más eficaz.

Este nivel de apoyo es casi tres veces lo que hemos proporcionado a Centroamérica recientemente. Pero el costo de invertir ahora en una Centroamérica donde los jóvenes pueden prosperar en sus propias comunidades empalidece en comparación con los costos de otra generación de violencia, pobreza desesperación y emigración.  

Nos esperan desafíos formidables. Se demorará muchos años en resolverlos. Pero los líderes de Centroamérica han diseñado un plan compartido para hacer avanzar a su región y han tomado los primeros pasos por convertirlo en una realidad. Si ellos pueden convertirlo en realidad, Centroamérica se puede convertir en la próxima historia de un gran éxito del hemisferio occidental. 

Buscamos la ayuda del Congreso para hacerlo.